viernes, 13 de febrero de 2009

El rebozo



El rebozo mexicano es un lienzo rectangular con el que las mujeres se cubren el cuerpo y la cabeza, y que se emplea para transportan a los niños pequeños, además de una prenda de lujo en muchos lugares, que se usa para lucir en fiestas y celebraciones, como complemento del traje; pero sobre todo, es la que se ha convertido, en una seña de identidad mexicana.
En 1572, en su obra historia de las indias, el fraile dominico Diego Durán ya hace mención del rebozo, prenda mestiza por excelencia, que nació de la necesidad que tenían las mujeres mestizas de cubrirse para entrar a los templos. Inspirándose en las tocas que los frailes impusieron a las mujeres indígenas con tal motivo, así como en los mantos que las españolas, los tejedores aprovecharon el telar prehispánico para tejer rebozos de algodón y más tarde de seda y de lana.


Beneficios del rebozo para el bebé
Durante la gestación, el bebé permanece en el útero en un ambiente cálido y confinado, acurrucado en posición fetal. Es lógico que con el nacimiento, al tener los brazos y piernas sueltos con movimientos involuntarios, sienta inseguridad. De hecho, los bebés recién nacidos tienen movimientos tan erráticos que hay zonas donde es costumbre ponerles guantecitos para evitar que se arañen ellos mismos. En México es común en los hospitales llevar al recién nacido a su madre muy envueltito y se enseña a la mamá a abrigarlos de ese modo en un rebozo.



El rebozo contribuye a los sentimientos de inseguridad del bebé ya que se propicia el tenerlos cerca del pecho. El latido del corazón de la madre es muy reconfortante para el bebé (y para la mamá al ver a su hijo tranquilo), pues le permite continuar el contacto con los latidos del corazón y con el ritmo la respiración de su mamá, que le han acompañado durante 9 meses. Dentro de un rebozo el bebé se siente acompañado, arrullado y calientito. El rebozo es como un nidito que puede ayuda a la mamá a conocer mejor a su bebé y darle la seguridad y confianza que ayuda a sentar las bases para que llegue a ser un niño seguro y feliz.
Estudios demuestran que los bebés prematuros a los que, a manera de terapia, se les acomoda dentro de la ropa de su madre, en contacto piel con piel, prosperan muy bien; es el Método Madre Canguro.
Además, los bebés que son llevados en rebozo suelen tener menos reflujo y cólicos por la posición vertical en la que permanecen. El rebozo ofrece además apoyo adecuado para la cabeza y la columna y favorece la lactancia.
Los bebés que pasan largos ratos cargados suelen ser más tranquilos, dormir mejor y ser menos llorones que los que pasan mucho tiempo en sillas y cochecitos, lejos del contacto físico de las personas que los aman, principalmente de su mamá. Se ha identificado que esta seguridad que siente el bebé al estar cargado en los primeros meses de vida favorece su desarrollo inmunológico y neuronal, así como su autoestima para toda su vida

Beneficios para mamá
El uso del rebozo permite a la mamá cargar a su bebé durante largos períodos al tiempo que tiene las manos libres y puede continuar haciendo tareas cotidianas o cuidar a otro hijo más mayor. Un rebozo también ayuda a equilibrar adecuadamente el peso del bebé evitando daño en la espalda y, lo más importante, ayuda a la mamá a conocer más y mejor a su bebé al estar en constante abrazo con él. Además, permite la lactancia de forma discreta y muy cómoda para ambos y se ha comprobado que reduce los índices de depresión post-parto. Los bebés acomodados en rebozo interactúan mucho con el mundo que los rodea al estar presente en las actividades y conversaciones de su mamá, sin embargo también tienden a dormirse fácilmente en él, por lo que la mamá goza de unos momentos aquí y allá para descansar también.

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