Así me lo dijo hace poco una mamá amiga.
Lo curioso es que no me lo dijo por ninguno de los motivos por los que yo veo super mamás.
No me lo dijo por criar a dos niñas de alta demanda con toda la paciencia de la que soy capaz para no perder los nervios cada dos por tres.
Tampoco me lo dijo por intentar inventarme un trabajo que me permita estar con ellas.
Ni por hacer malabares con un sueldo de risa para que no les falte de nada ni se enteren de los malabares.
No me lo dijo por estar sin dormir cuando se juntan las dos una de "esas" noches. Ni por comer la última y de pie porque no son capaces de estarse quietecitas ni para comer. Ni siquiera por lo loca que se me pone la cabeza de las veces que tengo que oír "mamá ven" a lo largo del día. O por tener a la mayor con una pierna en cabestrillo durante tres semanas enseñándola yo en casa para que no pierda clase, y preparándola una fiesta de Carnaval con toda la chiquillería para que no se deprima.
Me dijo que soy una super mamá, porque a la peque la llevo siempre encima, en los portabebés, y porque, con 20 meses le sigo dando teta.
Ya ves, por las cosas que me hacen la vida más fácil, es por lo que los demás me ven como una super mamá.
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